Un buen punto de partida para conocer Albarracín es su hermosa e irregular Plaza Mayor. Aquí se encuentra ubicado el ayuntamiento que destaca, por su forma de ‘U’ casi regular. Otra muestra de la arquitectura civil de Albarracín nos la ofrece la cercana Casa de la Comunidad, donde podremos observar su puerta de sillería y la trabajada forja de sus rejas.
Desde la Plaza Mayor parte la calle de la Catedral, una de las vías más importantes de la ciudad que nos conduce a dos visitas ineludibles: la Catedral del Salvador y el Palacio Episcopal. La Catedral conserva numerosas piezas de imaginería y su altar mayor está considerado como una obra cumbre del arte aragonés. Al lado de la Plaza la Seo se halla el Palacio Episcopal que conserva todo el esplendor del siglo XVII. Su fachada es una soberbia portada barroca labrada en piedra y en su interior, se encuentra situado el museo Diocesano, que cuenta con una interesante colección de tapices flamencos y piezas de gran valor.